San Agustín de Hipona: "La humildad es algo muy extraño. En el momento mismo en el que creemos tenerla, ya la hemos perdido".
Santa Teresa de Ávila: "La humildad es la verdad, y al verdad es que no tenemos nada bueno que no hayamos recibido de Dios".
San Ignacio de Loyola: "La verdadera humildad consiste en la persuasión y convicción de que sin Dios somos poca cosa y despreciable, y en aceptar que me traten como tal".
San Francisco de Borja: "Soy tan pecador, que el único sitio que me merezco es el infierno". "Un día me puse a pensar cuál será el último puesto que puede haber en el mundo. Y descubrí que el último puesto es a los pies del traidor Judas. Y quise colocarme yo allí, pero pude, porque allí estaba Jesucristo arrodillado lavándole los pies. Desde entonces creció mi aprecio por la humildad".
San Benito de Nursia: "Cuando veas en ti algo bueno, atribúyelo a Dios, no a ti mismo".